The Flash, la película de superhéroes con Ezra Miller como el héroe del cómic, es algo más que un traspiés económico para Warner y DC. La cinta, que destapó un agujero de 1100 millones de dólares, ha sido uno de los fracasos del año y uno de los desastres económicos más grandes de la historia del cine.
El filme ha caído un 72,5% en la taquilla de Estados Unidos durante su segundo fin de semana, la peor cifra de todos los tiempos para una película de DC y el segundo peor en lo referente al cine de superhéroes, igualando a Morbius, que ya fue un sonoro traspiés para Sony y el hazmerreír de todos, con un polémico reestreno que dejó en ridículo a la compañía. En términos monetarios, hablamos de una película que ha pasado de 55 millones durante su estreno a apenas 15,3 millones en el territorio norteamericano, algo a lo que habría que sumarle el pobre rendimiento en otros mercados.
Sin ir más lejos, en China la película ha experimentado una bajada histórica del 75%, mientras que en otros territorios como Japón ha sido del 57%, país en el que apenas ha llegado a los 3 millones de dólares y estaría cerca de desaparecer de los cines. The Flash lleva recaudados unos 210,9 millones de dólares a nivel mundial, absolutamente insuficientes para una película cuyo presupuesto ha superado los 250 millones de dólares más la promoción y publicidad, que se estima haya sido de unos 100 millones de dólares extra a tenor del tamaño del blockbuster. Y la situación puede ir a peor.
The Flash podría no llegar a los 300 millones de dólares en su recaudación mundial, todo un descalabro histórico para Warner, que ya arrastraba una situación delicada luego de la fusión con Discovery el año pasado.